viernes, 6 de enero de 2012

Salta y Bolivia/1 Desde Cachi, disfrutando de la tranquilidad

Estamos escibiendo desde Cachi. Llegamos ayer y nos gustó tanto el pueblo que decidimos quedarnos tres noches acá.
Recapitulando, salimos el miércoles 4 de enero de Aeroparque hacia Salta, aunque parece haber pasado mucho más tiempo. Estamos tan desacostumbrados a viajar en avión que nos parecía increíble haber llegado tan rápido a Salta “la linda”, como la llaman.
Habíamos visitado la ciudad de Salta en nuestro viaje al noroeste argentino, allá por 2006, así que no teníamos tanto para ver ni conocer esta vez. Compartimos un remisse desde el aeropuerto con una señora y su hija, y nos instalamos en un hostal llamado “Condor Pass” (sic) que está muy bien ubicado.
Nos chocó bastante el notorio aumento de precios del alojamiento en el norte argentino de 2006 a esta parte. Con esto queremos decir que, si bien somos concientes de que todo aumentó, era bastante duro comprobar que un hostel medio pelo que solía costar $40 la doble, ahora se cotiza a $140 con baño compartido, y $180 con baño privado. Terminamos yendo a uno que estaba bastante bien, por $150 la doble con baño privado.
También nos llamó la atención el tema de los costos de los ómnibus de media y larga distancia. ¡Para venir a Cachi nos resultó más barato tomarnos un remisse que un micro bastante rotoso! Y en el remisse viajamos bárbaro.
En Salta aprovechamos para ir al Teleférico, que era una de las pocas cosas que no habíamos podido conocer porque indefectiblemente llovió todos los santos días que estuvimos allí, y no tenía sentido subir a la cima de un cerro para ver un montón de nubes en lugar de la ciudad de Salta.
Así que nos desquitamos e hicimos el paseo. La verdad es que valió la pena, porque arriba del cerro al que te sube el teleférico hay un parque muy lindo con cascadas y todo, es como para quedarse a hacer un pic nic o tomar mate. No sabemos bien por qué, había un montón de chicos y adolescentes que parecían pertenecer a un ballet folklórico, porque estaban todos con sus trajes de gauchos y chinas, sacándose fotos artísticas, era muy pintoresco.
Para no faltar a la costumbre, ni bien bajamos del teleférico se largó un chaparrón de novela y nos empapamos. Por suerte, luego de un rato, conseguimos un taxi en la terminal que está cerca de allí y fuimos a nuestro hostel, previo paso por una rotisería. Lo que sí sigue siendo barato es la comida, porque compramos una porción de pollo con puré y una milanesa con fritas y todo nos costó $23!!! Así que lo degustamos con mucha alegría en el hostel.
Al día siguiente teníamos contratado el remisse que nos pasó a buscar a las 9 para venir a Cachi. Manejaba un chico joven e íbamos con otra chica joven, ambos originarios de Cachi, así que estuvimos charlando de todo un poco. El camino está casi todo asfaltado y es lindísimo, porque va subiendo por las montañas hasta la Cuesta del Obispo y llega a una altura de unos 3.300 metros s.n.m. donde hay una vista espectacular. Luego, desde allí hay una bajada por una planicie que se llama la "Recta del Tin Tin" y atraviesa el Parque Nacional Los Cardones para llegar finalmente a Cachi.
Aquí, luego de buscar bastante, porque también los precios del alojamiento eran caros, conseguimos una habitación con baño privado en un residencial por $100, con TV y todo, ¿qué tal? Al lado y en la esquina hay dos comedores donde sirven una comida casera riquísima y a buen precio, que ya estuvimos degustando.
A mí (Vic), tal como me pasó con el viaje de 2006, me vinieron muchos recuerdos de aquel viaje al norte que hicimos en familia hace como 15 años atrás. Recordaba particularmente la iglesia de Cachi, que está identica excepto porque antes era blanco y ahora la pintaron de amarillo. También recuerdo que una tarde de calor salimos a caminar y llegamos al cementerio del pueblo; por más que esto suene tétrico, como está ubicado arriba de una loma, tenés una vista espectacular del pueblo y de la región donde está ubicado. Con Sofi hicimos exactamente lo mismo el día de nuestra llegada (ayer, aunque parece hace más tiempo), y sacamos muchas fotos.
Además, recorrimos un poco el pueblo, que parece haber crecido desde la época en la que vino la flia. Costantini, pero que todavía conserva su encanto en las calles de piedra y ripio, las casas antiguas y las esquinas sin ochava. Nos venían recuerdos de otros pueblos, similares y a la vez distintos, que conocimos en el resto del norte argentino: San Carlos e Iruya (Salta), Humahuaca y Purmamarca (Jujuy).
Acá el tiempo tampoco nos acompaña demasiado porque, en un pueblo donde no es común la lluvia, a la tarde se empiezan a juntar nubes y llueve. Ayer estuvo lloviendo toda la tarde y a la noche también; y hoy, otro tanto, porque acaba de empezar la lluviecita. Hay que decir que, por lo menos, es prolijo y te deja la mañana libre.
Estamos viendo cómo organizar nuestro recorrido, porque se nos pinchó nuestra opción más fuerte, que era trasladarnos al límite entre Salta y Bolivia, que reúne los pueblos de Salvador Mazza, Pocitos y Yacuiba, pero nos desalentó el hecho de que el tren que queríamos tomar, de Yacuiba a Santa Cruz de la Sierra, sale únicamente los viernes (es decir: hoy). También consideramos la posibilidad de tomar un ómnibus directo de Salta a Santa Cruz de la Sierra, pero nos espantamos e indignamos al enterarnos de que éste cuesta ¡$680 por persona! Es decir, más caro que lo que nos salió el avión de Bs.As. a Salta.
Así que revisando nuestra guía de viaje, haciendo llamadas y buscando información en Internet, llegamos a la conclusión de que nuestro mejor "plan B" es dirigirnos a la ciudad de Tarija (Bolivia), que dicen que es muy linda, a través de la frontera Aguas Blancas-Bermejo, que cruza el río homónimo. Desde ahí tenemos que ver si la mejor opción es ir hacia Sucre y luego Cochabamba y Santa Cruz, o si lo mejor es respetar la idea inicial e ir de Tarija a Santa Cruz y luego Cochabamba y Sucre. Veremos.
El domingo salimos de acá hacia Salta para hacer la conexión hacia Bolivia. Al parecer tendremos algunas horas libres entre un viaje y otro para seguir paseando por "La linda" antes de salir hacia el límite del norte argentino (o del sur boliviano).

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