viernes, 29 de enero de 2010

Catamarca 2010 /3 + Chile 2010 /1

¡Hola weones!
Bueno, aunque no lo crean, estamos acá, en la república de Chile, usando la tabla del 100 hasta más no poder, porque el cambio es $1 arg. = $100 chilenos. Cruzamos la frontera Argentina-Chile ayer (jueves 28 de enero), en un durísimo periplo.

Pero antes los habíamos dejado en Belén, cerca de Londres, apresurados por el dueño del cyber que cerraba por siesta, como pasa con todo lo catamarqueño. No sé si llegamos a contarles que tuvimos un trastorno en Londres, por una cuneta en una de sus plazas, muy profunda, que no está señalizada. La habíamos agarrado a la ida sin mayores consecuencias, pero a la vuelta tuvimos un golpe muy fuerte y el Clio se jodió. Buscamos mecánico en Belén y éste nos dijo que había sido el chapón de abajo, que se había doblado, pero que nada fundamental se había roto. O sea que, por más que el auto hacía ruido en bajas revoluciones, no nos preocupamos. Después nos encaminamos a Tinogasta y Fiambalá, los pueblos que están al oeste de la provincia de Catamarca, y cerca de la cordillera. Tinogasta resultó ser una ciudad relativamente grande, y Fiambalá, un pueblito chico de viñedos y regionales que se activó y cobró vida por el Dakar y la concurrencia chilena, que es muchísima. Decidimos pasar Tinogasta y quedarnos en Fiambalá, con la idea de parar en Tinogasta a la vuelta, cuando regresáramos de Chile.
En Fiambalá hay unas termas muy famosas, con buenas instalaciones y camping, aunque algo caras: entre camping, vehículo y entrada acampar nos salía $45 por día. Además, el problema que tuvimos fue que hay una cuesta terrible antes de llegar a las Termas, y el Clio se apunaba en mitad de la cuesta (Fiambalá está a 1800 msnm, y las termas deben estar a 2000) y no podía remontarla. A todo esto, el ruido a desperfecto de Londres era más fuerte que nunca. Nos asustamos y decidimos postergar las termas hasta que resolviéramos el problema mecánico. Así que recalamos en un camping que está a la entrada del pueblo, todo nuevito y recién inaugurado por el Dakar, y además barato. Buscamos mecánico y dimos con don Beto Chayle, quien nos enderezó el chapón y nos dijo que se había roto el soporte del motor que está en la parte de arriba, y que impide que el motor "salte". Como ocurre en las provincias, los repuestos se piden en las capitales o incluso se mandan pedir de Córdoba o Buenos Aires, así que repuestos, no había. Nos puso unas gomas vulcanizadas para impedir que el soporte haga juego (y por ende, ruido), nos mandó a cambiar el filtro de gasoil para que rindiera mejor el auto, y por todo el trabajo nos cobró... ¡$40!
Por suerte en Fiambalá hablamos con una señora que nos advirtió que el combustible de allá está adulterado, y por más suerte aún habíamos decidido llenar con Eurodiesel el tanque y los dos bidones de 5 litros en la YPF de Tinogasta, porque nos habían dicho que la estación de Fiambalá era "sin bandera". Habíamos tomado esa precaución porque sabíamos que desde Fiambalá hasta Copiapó o Salvador (Chile), no había estaciones de servicio, y eran como casi 500 km sin combustible. Además, yo (Vic) había comprado un aditivo en La Plata para mejorar el rendimiento del auto cuando cruzáramos el paso.
Para los que no lo saben, el cruce a Chile implica ir subiendo hasta llegar a los 4700 msnm. El mecánico nos asesoró sobre cómo convenía manejar el auto en altura para que no se "apune" y pierda potencia, así que el Clio iba subiendo despacito pero firme, y "fumando" aceite y gasoil de lo lindo (dejábamos una humareda peor que la de los colectivos de Buenos Aires).
Lamentablemente, tuvimos que resignar las termas de Fiambalá, que para colmo todo el mundo alababa y decía que era "imposible" no visitar, porque si no, no nos alcanzaban los días para venir a Chile y luego regresar. Así que ayer (jueves 28) nos levantamos a las 6 de la mañana para tener tiempo de desarmar la carpa y emprender el viaje a tierras chilenas. El mecánico nos había aconsejado cruzar la frontera antes de las 11 de la mañana, para evitar el calor y el apunamiento del auto y nuestro. Previsoramente, también compramos hojas de coca para ir mascando, que es el mejor y más antiguo remedio para el mal de las alturas.
El camino del lado argentino es muy bueno, todo asfaltado y gradual, prácticamente sin curvas. Realmente hay unos paisajes hermosos, montañas de colores, un laguito de altura donde vimos flamencos rosados, patos, vicuñas. Íbamos disfrutando mucho y sacando fotos. Llegamos al límite como 9:45, excelente timing... Pero al llegar, nos dijeron que hacía 10 minutos había cerrado la frontera del lado chileno porque la noche anterior les había caído un rayo a los Carabineros (el equivalente a Gendarmería en Chile) sobre el generador eléctrico, y ahora estaban sin luz, ¿pueden creerlo? En fin, tuvimos que esperar como 2 horas para que nos dejaran pasar y ahí el timing se fue al diablo...! El camino sigue subiendo y se pasa por una laguna llamada "Verde" por el color de sus aguas, es verdaderamente increíble. También se ven dos cerros de más de 6.000 metros de altura, el Incahuasi y el San Francisco, que están nevados y son realmente impactantes. Hay muchos andinistas en la zona que están aclimatándose para escalarlos.
Del lado chileno comienza el ripio, ya que se ve que no les interesa mucho el paso hacia Argentina, y ahí comienzan también los dolores de cabeza. En líneas generales, está bastante potable, salvo una parte que es la cuesta del río Lamas, que no estaba señalizada. Luego llegamos al control fronterizo, donde están los carabineros, que realmente fueron muy amables, aunque exhaustivos en su revisación, ya que no se pueden pasar frutas ni vegetales ni productos de origen vacuno ni lácteos. Como lo sabíamos, habíamos comido todo lo fresco. Lo que nos dijeron es que la yerba es considerada "producto vegetal" y nos advirtieron que la próxima vez debíamos declararla como tal. ¡Realmente nos pareció absurdo!Luego del control, para ir a Copiapó debíamos sortear la Cuesta de Codoceo, a 4200 msnm. Los carabineros nos habían dicho que manejáramos con cuidado porque estaba cayendo "agua nieve" y que esperaban nevada para la noche, recién. Cabe destacar que del lado argentino había un sol radiante. Comenzamos el camino con una llovizna, que al ir acercándonos a la cuesta se convertía más y más en nevisca y luego directamente en ¡NIEVE! La joda era que justamente se trataba de una cuesta, por lo que había curvas, subidas y bajadas, momentos de camino de cornisa, y la nevada nos venía de frente, así que disminuía la visión. Hasta los carteles de señalización estaban completamente cubiertos de nieve, y el camino, por momentos también. Sinceramente estábamos cagados hasta las patas, más el conductor, que debía sortear tamaños obstáculos por primera vez en su vida.
Por suerte, la cuesta duraba unos 28 km, así que fue un sufrimiento acotado. Luego, al ir bajando, la nieve se transformó en lluvia, y más adelante, en sol radiante y calor, a medida que nos acercábamos a Copiapó. (A los que sean creyentes, el conductor les pide que les agradezcan a Dios y a la Virgen por habernos sacado de ésta.)
El camino hacia Copiapó es aburridísimo, no hay NADA más que minas, ni un poblado en 235 km, y es muy árido. Tampoco hay asfalto, sino "bichufita" (así le llaman acá a una especie de consolidado o cuasi asfalto en estado regular). Pero bueno, nos armamos de paciencia y llegamos a Copiapó exhaustos a las 17:45 hs.Es una ciudad de unos 150.000 habitantes, bastante linda, sobre todo en el centro, en torno a la plaza. Las playas están a unos 70 km, porque la ciudad no está sobre la costa, así que ahora iremos hacia allá, a buscar alguna playa linda para acampar y pasar unas cuatro noches por aquí. Los precios son ridículamente altos, sobre todo en alojamiento. Ayer nos costó mucho conseguir un residencial donde pernoctar, porque por lugares espantosos y sórdidos, tipo conventillo, nos pedían ¡¡$250 argentinos!! Los hoteles cuestan de $350 para arriba la habitación doble, carísimo hasta para un europeo. El diesel, por suerte, está sólo un poquito más caro que en Argentina (a diferencia de la nafta o "bencina", que vale el doble), y con la comida hay que rebuscarse un poco. Ayer queríamos comer pizza, y en un lugar medio choto, para llevar, nos querían cobrar ¡$50! Finalmente, comimos unos panchos, que acá los hacen riquísimos y muy completos (de ahí su nombre, "completos"), por $12 (los dos).
Ahora iremos a buscar camping al lado de una linda playa, para lograr el merecido descanso. Nos desalienta también que los camping son caros. En Pan de Azúcar, donde queríamos ir, cuesta $ 50 por persona por día el acampar, lo cual es un robo! En Catamarca, y en el resto del país, los camping oscilan entre $10 y $30 por persona, como muuuuy caro. Veremos si tenemos más suerte en la búsqueda de precios.
Un punto polémico, por el trauma con el que quedó el conductor, es si volveremos por el mismo paso a Argentina (pero yendo por Diego de Almagro en lugar de Copiapó, para evitar la "cuesta de la nieve"), o si bajaremos al "Paso de Agua Negra", que sale a San Juan y está íntegramente asfaltado. Ayer nos desalentó el dueño del hospedaje, que nos decía que ese paso "estaba malo". Lo que habría que preguntarse, en todo caso, es si el paso que hicimos ayer "esta bueno"?? Del lado argentino es excelente, pero en el lado chileno tuvimos toda esa aventura que acabamos de describir.
Esperamos poder escribir de nuevo desde Caldera o Chañaral, los pueblos costeros de esta región por los que pasaremos. Deseénnos suerte con la búsqueda de camping...

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