martes, 26 de enero de 2010

Catamarca 2010 /2

Nuestro viaje nos llevó tan lejos que incluso atravesamos el Atlántico para conocer Belén... Bueno, en realidad sólo atravesamos las rutas catamarqueñas para llegar a esta linda ciudad, bastante modernizada en los últimos años.

Retomamos nuestro relato viajero: partimos el viernes 22 de enero desde La Puerta, con la intención de rumbear hacia Anquincila, donde los folletos nos prometían pinturas rupestres y ríos. Llegamos luego de pasar la Cuesta del Potrerillo (este parece ser el viaje de las cuestas, ya pasamos tres y aún nos queda una más por pasar), que es muy linda, y un punto panorámico desde donde se ve todo San Fernando del Valle de Catamarca.

Foto fugaz de nuestro paso por el "Pueblo perdido de la quebrada", unas ruinas encontradas recientemente a muy pocos kilómetros de la capital catamarqueña.
Según Sofía, con la vincha parezco uno de "los chicos de Fama".

Vistas panorámicas desde la Cuesta del Potrerillo.

Llegamos hasta Anquincila, que está bastante alto, y comprobamos que el río tenía poca agua. Para colmo, era viernes, y el fin de semana iba a pasar un rally por allí (¡no el Dakar, sino otro!), lo que implicaba que todo el alojamiento iba a estar colmado, inclusive el único camping existente, que era el municipal. Así que, aunque el lugar es muy lindo, decidimos seguir hasta el próximo pueblo, que es Ancasti, pero tampoco tuvimos suerte con el alojamiento. Entonces, tomamos aliento y seguimos un poco más, hasta Icaño, una ciudad que definitivamente no es turística, pero no teníamos muchas opciones. Supuestamente, había río, pero también estaba más seco que lengua de loro...! Buscamos alojamiento luego de desalentarnos con el estado calamitoso del camping municipal (único lugar para acampar) y después de hacer un profundo sondeo, dimos con un maestro jubilado que tenía habitaciones para alquilar. El hombre era muy macanudo y nos recomendó un par de puntos de interés para visitar, cosa que hicimos. Nos dijo que las pinturas rupestres están a como a 6 km y hay que ir a pie, así que desistimos de esa empresa por el momento... Tampoco valía la pena quedarnos dos noches, así que lo descartamos. Se suma a la larga lista de "cosas que visitaremos la próxima". Lo que sí pudimos hacer fu visitar las ruinas del antiguo pueblo, conocidas como Icaño Viejo. Sacamos unas fotos, tomamos mate en la toma de agua que había ahí cerca y nos dimos por satisfechos.

Algunas fotos en Icaño Viejo.

Por suerte, como era viernes a la noche la gente se juntó en la plaza, había una mini-feria donde nos castigamos con choripanes, ensalada de fruta, pastelitos y helado (¡!). Además, tocó un grupo folklórico, aunque no catamarqueño, sino de Buenos Aires: los Maileños (¿por "e-mail"?), que venían de "la ciudad de Longchamps", o al menos así la llamaban.
Al día siguiente (sábado 23) hicimos un viaje largo hacia Belén y Londres.

Postales de la ruta 40, camino a Belén y Londres.

Londres, a diferencia de Belén, es un pueblo muy típico y pintoresco, de casas de adobe. Acá, finalmente, conseguimos un camping decente a 10 km de Belén, en Puerta de San José, así que decidimos quedarnos tres noches para recorrer un poco la zona, ruinas incaicas y aguas termales mediante. Con algunas cosas nos fue bien, y con otras, más o menos. Uno de los puntos positivos a resaltar de esta provincia es que Vialidad está trabajando para poner en buenas condiciones sus rutas: tenemos un atlas de rutas del 2007 y muchos de los caminos que ahí figuran como de ripio ya tienen asfalto, incluyendo el de Antofagasta (el pueblo más típico de la puna catamarqueña y, según dicen, el más parecido a Salta y Jujuy en su paisaje y su gente), que parece que muy pronto estará íntegramente asfaltado. Con Antofagasta tuvimos mala suerte: teníamos muchas ganas de conocerlo, pero no nos animamos a ir con el auto porque a pesar del asfalto aún quedan unos 100 km de ripio desde Belén, y habíamos castigado duramente al Clío en Londres. Ahí, en la que llaman "la primera plaza" (porque Belén, curiosamente, tiene dos, cada una con su iglesia) hay una cuneta muy profunda que no está señalizada, y la agarramos a mucha velocidad y el auto dio un gran salto. Tuvimos que ir al mecánico en Belén, y éste nos dijo que no habíamos tenido más daños que el haber abollado un poco el chapón de abajo, pero el auto, afortunadamente, estaba sano. Esto nos disuadió de intentar ir a Antofagasta por nuestros propios medios (es decir, con el auto), y tampoco tuvimos suerte con el único colectivo que hay hasta allá: sale sólo los miércoles y viernes, por lo que no nos daban los días. Llegamos a Belén el sábado y no podemos quedarnos tantos días esperando al Antofagasteño. Y como también queremos ir a Chile, terminamos descartando Antofagasta y priorizando el cruce al país hermano.

Otro chasco fueron las Termas de Villa Vil, que nos tentaron por un folleto bien diseñado y muy colorido, y resultaron ser dos casuchas a las que se llega por un camino de ripio bastante feo, con unos piletones muy tristes.

Tristeza en las "termas" de Villa Vil (el nombre debería haber servido como advertencia).

Sí pudimos visitar satisfactoriamente, en cambio, las ruinas incaicas de Hualfín y "El Shinkal" (por suerte estaba nublado, ideal para ese tipo de turismo), y también nos bañamos en las termas de Hualfín, que están junto a unos cerros muy pintorescos. Ahí conocimos a tres viejos checos que andaban recorriendo el país en un auto alquilado. Sólo uno hablaba castellano y los tres tenían un olor a chivo que volteaba (quién sabe cuándo se habrían bañado por última vez), pero nos quedamos charlando con ellos, recomendándoles lugares y nos regalaron un pin muy lindo con un cactus, que dice algo en checo. Su viaje era mitad real y mitad futuro, porque
mezclaban los tiempos del pasado y futuro y no se entendía si ya habían conocido la Patagonia o si planeaban ir hacia allá.

Las infaltables cactáceas, creciendo entre las ruinas de Hualfín.

Vista del Shinkal, que recuerda (vagamente) a Sacsayhuamán (Perú).
Es una lástima que su museo esté venido a menos.


Hoy (martes 26) estamos saliendo para Tinogasta y Fiambalá, donde estaremos 2 noches, y de ahí vamos a remontar el paso de San Francisco, que cruza a la "tercera región" chilena. O sea que si todo va bien, como esperamos, el jueves estaremos saliendo para nuestro país hermano, Chile. Ya escribimos a Turismo de Chile y nos respondieron, alentando nuestro viaje. No necesitábamos más para convencernos. ¡Así que esperamos escribir el próximo post desde Chile, donde haremos playa en el Pacífico...!

Una buena explicación de por qué es fácil perderse en Catamarca...

3 comentarios:

Animal Plamet dijo...

Hola Chicos; mi nombre real es Roberto.
Quería agradecerles tanto por haber publicado este blog, que fue mi punto de referencia principal en el viaje de 23 días que hice siguiendo sus pasos (o casi)
Estoy escribiendo una crónica que próximamente estará publicada en hospeda.com.ar, el sitio de un amigo.
Lo que sí esta ya disponible es la publicacion de las fotos (Sólo 2000 de las 11000 que tomé) en http://picasaweb.google.com/105417898445086519520
Una de ellas fue seleccionada por Picasa como destacada del mes en su página de inicio.
Muchas gracias de nuevo, y, está de más decir que van a ser mi guia de consulta para siempre
Un abrazo
Roberto - Buenos Aires

Sofi dijo...

Roberto, fue muy gratificante ir recorriendo las fotos de tu viaje; algunas nos traían recuerdos del viaje de 2010, y otras de nuestro viaje a Mendoza y San Juan, en 2008. Pero sobre todo, fue muy lindo conocer a través de tus fotos los lugares que nos quedaron pendientes de esos viajes, como Laguna Brava, por ejemplo.
Coincidimos con vos en que Chile no fue una buena experiencia para nosotros: también nos tocaron días feos y no pudimos hacer playa, ¡pero además nos pegamos un susto de aquellos con la nieve en la cumbre del paso San Francisco! Por otra parte, no estaría mal que los chilenos asfalten su parte, ¿no?

Gracias por visitar nuestro blog, nos alegramos de que te haya servido,
Sofía y Vicente

Gus Pla dijo...

Muy bueno su blog. Muy bien relatadas las historias de viaje. Los felicito. Una lástima que los servicios turísticos de Catamarca no estén a la altura de sus paisajes para poder recorrerlos sin tantas vueltas jeje.. las fotos muy buenas. Sólo te hago una corrección. La Cuesta del Potrerillo es en realidad la Cuesta del Portezuelo, uno de los emblemas de Catamarca por haber quedado inmortalizada en la zamba de Polo Gimenez, "Paisajes de Catamarca" que después fue popularizada por Los Chalchaleros... bueno en fin, voy a empezar a seguir este blog porque es genial. Saludos, Gustavo.