jueves, 28 de abril de 2011

Ecuador 2011/4 Quemados y tomando batido de maracuyá en Puerto López, como debe ser

¡Bueno! Finalmente, después de tanto tramiterío, podemos decir que hemos disfrutado de un día de playa como Dios manda.
Ayer (miércoles 27) estuvimos todo el día con el tema de los pasaportes. En el consulado estuvieron bárbaro, hasta nos recibió el cónsul en persona y nos hicieron los pasaportes provisorios en el día. No sé si ya lo dijimos, pero Guayaquil es probablemente una de las cosas más feas de Ecuador (después de los robos a cuchillo): una ciudad enorme, calurosa, húmeda, en la que es imposible entender cómo funcionan los buses, los taxistas te estafan porque nunca usan el taxímetro y, para peor, la gente que vive ahí no conoce las calles ni te sabe decir cómo llegar de un lado a otro.
Más allá de esto, impactan los contrastes, es como una especie de Pilar gigante: puro shopping, autopistas, puentes, barrios cerrados y hasta cementerios privados. La impresión se hace más fuerte al ver la pobreza de los alrededores.

Por suerte, ayer nos fuimos de Guayaquil habiendo completado el tramiterío, y nos tomamos el primer bus disponible a Puerto López, provincia de Manabí. Llegamos a eso de las 9 de la noche y fuimos directo a un hostal del que teníamos buenas referencias. Es lindísimo, con un jardín tropical exhuberante, cómodo, y además hoy nos dieron un desayuno bárbaro. La gente es muy amable (como en todo Ecuador), y parece que acá no hay problemas de seguridad y se puede circular tranquilo casi a cualquier hora.

Dormimos muy bien y hoy a la mañana partimos para el parque nacional Machalilla, que está a unos 10 minutos de acá, donde hay un sendero con miradores a unas playas espectaculares. Haciendo ese sendero conocimos a dos chicas, una argentina y una suiza, así que terminamos juntos de caminar y llegamos a la playa Los Frailes, que es la única del parque en la que está permitido bañarse. El lugar es paradisíaco y tranquilo. Estuvimos horas en el agua, charlando y
tomando sol, de ahí nuestro súbito acamaronamiento "como gringos", que es un dicho que tienen acá. Finalmente nos sentimos de vacaciones luego de varios días de trastornos. Estuvimos como hasta las 5 de la tarde, y ya volvimos, porque el parque cierra a esa hora. Aquí nos tomamos unos batidos (licuados) de maracuyá y de piña y luego saldremos a cenar, para ver si Vicente puede comerse su postergado ceviche.
Mañana vamos a ir en una excursión a la Isla de La Plata, que está enfrente de Puerto López, a la que llaman "la Galápagos del pobre", porque hay algunos animalitos que también están en Galápagos (aunque obviamente no es lo mismo, pero es un premio consuelo para presupuestos bajos). La excursión dura todo el día porque hay que ir en barco y el viaje toma como una hora y media. En el mismo hostal podemos contratarla, así que esta noche ya la reservaremos. El sábado por la mañana iremos a la playa de aquí, de Puerto López, que es muy linda, y al mediodía ya partiremos para Guayaquil, ya que el avión sale a la noche.
Por suerte, las chicas que conocimos hoy nos sacaron algunas fotos y prometieron mandárnoslas por mail, ¡así por lo menos nos queda algún recuerdo!
Aparentemente las cosas ya se están normalizando por aquí, lástima que nos quede tan poquito tiempo y que por ahora no podamos subir fotos al blog.

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