jueves, 21 de abril de 2011

Ecuador 2011/1 Llegada a Quito

Acá estamos, aclimatándonos a la altura en un cyber de Quito. En
un rato volvemos al hostal para decidir si subimos al "Teleferiqo", o si
directamente vamos para la "Mitad del Mundo".

Ayer (miércoles 20 de abril) tuvimos un traqueteo importante. El remisse tocó timbre a las 4 de la mañana en lugar de las 4:30 (como habíamos quedado). Igual ya estábamos despiertos. Llegamos rápido a Ezeiza a pesar de la lluvia, 5:30 ya estábamos haciendo el check-in y despachando las valijas.
Hicimos tiempo durmiendo como podíamos en los asientos de la zona de embarque, y a eso de las 8:00 embarcamos. El avión salió puntual, 8:30 hs. Volamos unas 5 horas y llegamos a eso de las 13:00 a Lima, aunque en la hora local eran las 11:00. Como decía nuestra sobrina Lara, el avión de LAN estaba bárbaro: tenía pantallitas individuales con películas, música y hasta jueguitos. Habíamos tomado algo en Ezeiza (un café de máquina y masitas de la panadería Los Pinos, que está a la vuelta de casa).
Igualmente no desdeñamos el desayuno/brunch muy completo que nos dieron en el avión: fruta fresca, pan, y una omelette de jamón y queso. Como Sofi no quería el suyo, tuve que hacer el esfuerzo y comerme los dos.
En Lima teníamos que hacer conexión con el vuelo a Quito, y si bien embarcamos a tiempo, el avión se atrasó en salir como una hora, "debido al tráfico aéreo", según explicó el piloto. Había una avioneta privada delante nuestro (fantaseábamos que era la de Ricky Fort), y hasta que esa no salió, no despegamos. Ahí se nos vino abajo la imagen de la empresa, porque como "almuerzo" nos dieron un sandwichito de jamón y queso y una golosina de chocolate y dulce de leche (o algo así). Sofi, que no había comido omelette, se cagó de hambre.
Llegamos a Quito sin problemas a las 15:45 (hora argentina 17:45), aunque nos recibió un clima bastante hostil, lluvia y frío. Parece que está lluvioso hace varios días, pero hoy, si bien hay nubes, está más despejado. Un taxi nos llevó al hostal que reservamos y allí nos esperaba Luigina, que es su dueña, una señora italiana re amable, que nos pasó un montón de datos de utilidad. El hostal está bárbaro, tenemos una habitación enorme con baño privado para los dos
y al lado una cocina completa a nuestra disposición, a la que ya comenzamos a darle uso. También hay a media cuadra almacencitos donde compramos cosas para comer, hay una verdulería a la vuelta, farmacia y demás negocios de utilidad.
Los precios están baratos, igual o más barato que en Argentina; en general, todo más barato que allá, y excelentes productos.
Nos quedaremos aquí hasta el domingo 24, porque el sábado queremos ir a la feria artesanal de Otavalo, que es un pueblo que queda cerca de Quito, y nos la recomendaron mucho, así que estaremos un día más aquí. Luego partiremos a la playa, en primer lugar, al norte, a Esmeraldas y luego bajaremos por la costa hasta llegar a Guayaquil, de donde sale nuestro avión de regreso.

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