jueves, 7 de mayo de 2009

El significado de sentir "CALOR"

Contra todas las recomendaciones de familiares, a mi entonces novia (y actual mujer) y a mí se nos ocurrió ir a veranear, hace dos años, a Corrientes, Chaco y Formosa en pleno enero. Que en cierta forma equivale a decir el epicentro del infierno.
El primer gran calor lo padecimos en el Parque Nacional Mburucuyá (Corrientes). No corría una gota de aire, y además teníamos que cerrar los mosquiteros de la carpa para que no se metieran toda clase de alimañas. Estábamos tan atontados por el calor que apenas si podíamos alternarnos en abanicar al otro, intentando dormir en ese pequeño infierno de lona.
Pero lo peor fue cuando llegamos a Villa Río Bermejito (Chaco). Además del gran calor que hacía, nos costó muchísimo encontrar un lugar donde acampar, porque en el camping municipal había altísimas probabilidades de que nos robaran todo: el auto, los bolsos y hasta la carpa con nosotros adentro. Por si fuera poco, en un par de días tocaría allí ¡Damas gratis!

Después de llevarnos un chasco en un camping de la Iglesia Bautista adonde no nos admitieron, finalmente dimos con un camping que se veía muy lindo. Pero éste había sido "alquilado" por un grupo de evangelistas para un retiro de jóvenes. Terminamos rogándole al dueño del camping que al menos nos dejara pasar la noche ahí, porque ya estaba oscureciendo (y, a todo esto, el calor no arreciaba), y por piedad ¿cristiana? él nos permitió armar la carpa en un rinconcito. La oscuridad era casi total cuando comprobamos horririzados que a la carpa (una carpa tipo iglú) le faltaba una varilla porque nos habían hecho mal un arreglo. Así que la carpa quedó torcida y deforme.
Salimos a comer y a la vuelta nos tiramos en la carpa intentando dormir, a pesar del gran calor. Y casi lo logramos, de no ser porque justo en ese momento empezó a todo volumen el "show de talentos" de nuestros vecinos del camping, los evangelistas. Varias bandas comenzaron a tocar, incursionando en los géneros más variados, pero siempre con el mismo mensaje. El resultado: no pudimos dormir esa noche hasta que (gracias a un Dios, que no era el de los evangelistas) a las 2 de la mañana se les cortó la luz. Para ese entonces, yo ya me había atado una media alrededor de las orejas, tratando de amortiguar un poco el ruido.

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